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      Hay parejas con las que siento auténticos flechazos. A Mercedes y Miguel los conocí tomándonos un café y hablando de la vida en general, sin saber todo lo que nos esperaba después.
      Se mudaron a Girona por trabajo, por lo que conocían pocos lugares en la zona y dejaron completamente en mis manos la elección de la localización de la preboda.
      Paseamos por unos campos de frutales cerca de Torroella de Montgrí y nos acercamos hasta la Gola del Ter, una enorme playa que se divide por el paso del río Ter, y nos quedamos hasta el atardecer.
      “Sara hoy nos has regalado un playa”. Creo que nunca voy a borrar de mi mente esa frase 🙂

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